A nuestra especie le acompaña una certeza unánime de muerte, otros seres lo ignoran. Si la muerte es el fin que a todos nos une, la religión es el sentido común de nuestra existencia. Solo eso: sentido.
Religión viene de re-ligar, volver a unir lo disperso. Y dispersión fue Babel como lo es hoy la Republica Independiente de mi Casa. El fenómeno religioso no cesa a más que se denosten las instituciones que la sustentan, por debajo resiste como fenómeno común y prodigioso: aquello que excede los límites regulares de la naturaleza.
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